Fuimos introducidos en la vida espiritual por medio del Sacramento del Bautismo, y nos convertimos en soldados de Cristo con el Sacramento de la Confirmación. La fiesta de Pentecostés celebra la eficacia de ambos Sacramentos, con sus gracias y frutos dados por el Espíritu Santo. Y la Iglesia, hoy, nos llama a cumplir con los deberes que nos impone la caridad.